La paciencia: ¿Una virtud o una debilidad?

La palabra paciencia proviene del latín pati, que significa sufrir. Sin embargo, solemos pensar que ser pacientes, nos augura un beneficio siempre a posteriori de una larga espera. El uso de las palabras a veces denota varios significados para una misma. Por ejemplo, ser un paciente no es solo tener paciencia sino además nos cuenta de una persona que se somete a algún tipo de tratamiento médico. Esto último en coincidencia con su proveniente del latín. Entonces, ¿por qué pensamos que es una virtud la paciencia?. Ya les he contado en una nota anterior que la esperanza nos termina dejando en suspenso de una cuestión inconclusa, y el concepto de la paciencia pareciera ser igual.

De todos modos, como mencioné, hay otras concepciones. Por ejemplo, la del equilibrio. La paciencia es una especie de templanza de las emociones, que nos equilibra el ser para no sucumbir ante la desesperación. Un tipo de moderación, tal vez un control, sobre nosotros mismos. Pero templar es mezclar, y cuando esto sucede da lugar a algo nuevo. Por deducción podría afirmar que entonces mientras esperamos, pacientes, mezclamos las emociones de nuestro propio ser para despertar otras virtudes u otras debilidades nuevas, que nos catapultan a una nueva construcción de nuestro yo. Aquí es donde la paciencia deja de ser un sufrimiento para darnos una nueva perspectiva de la vida siendo una virtud que supimos aprovechar.

Ahora bien, ¿Qué sucede cuando la paciencia es un eterno sufrir que no se sabe cuándo acabará? El riesgo que corremos al ser demasiado pacientes, es el perdernos la oportunidad de iniciar un nuevo camino por esperar algo que jamás llegará. En la vida nos solemos sucumbir a esta concepción de una forma muy fácil. Y nos puede brindar falsas expectativas que son difíciles de dejar atrás. Lo que termina convirtiendo este concepto en una debilidad.

La paradoja que nos remite es la de qué dependerá, que sea una o sea otra. En budismo hay un concepto que cuenta de que todo está perfectamente dotado de la budeidad y de la negatividad fundamental, entendida la primera como la mejor versión de la vida y la segunda como los limites, físicos o mentales, que son propios de la vida. Ambas tienen la capacidad de ser una u otra de acuerdo a la decisión, que la vida en cuestión, tome en función de cada una. O sea, a grandes rasgos, si voy a tomar una decisión desde la budeidad seguramente será una virtud, si la tomo desde la negatividad será una debilidad. Pero, ¿qué pasa cuando nos damos cuenta de ello?. Lo que se nos hacía negativo, pasa a ser positivo o viceversa. Entonces no hay dudas de que el libre albedrío, del que estamos dotados todos como seres humanos, es el determinante sobre un concepto, una circunstancia, una acción, o sobre todo lo que vivimos.

La paciencia como virtud nos permite saber esperar por ello en lo que tanto hemos trabajado. Como debilidad, nos atrapa en una especie de bucle temporal, pero ¿quién dice que no es esto al final lo que nuestra vida necesitaba para ver otras opciones? Todos los conceptos conviven en este tipo de dualidades, provenientes de ideologías, religiones, filosofías que las expresaron como forma de orden de la realidad social. Lo concreto es que depende de nosotros su real significado, y eso se logra simplemente viviendo.