Hablemos de política hoy con Aristóteles

No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.

(Aristóteles contra Platón)

¿Se puede pensar el presente desde el aporte de pensamientos antiguos? ¿Hay algo de atemporalidad en las problemáticas humanas? Definitivamente temáticas políticas, éticas, sociológicas han preocupado a pensadores y pensadoras a lo largo de las épocas, cada cual en su contexto, pero con ideas que pueden iluminar nuestra reflexión en todo momento y será la filosofía una de esas herramientas que nos harán posible este juego como una máquina del tiempo.

Aristóteles fue un filósofo griego que escribió sobre diversos temas, pero en el siglo IV a. C la ética y la política van de la mano. Desde el punto de vista ético, se preocupó en demasía por definir cuáles eran las acciones que debíamos adoptar para alcanzar el mayor grado de felicidad y el camino elegido por  Él, era la práctica de las virtudes intelectuales y para con los demás. En la política, estas visiones obtienen una mirada más colectiva pero no disociada de quizás una de las mayores virtudes: la justicia.

Hoy asistimos a una crisis de representatividad política: las ideologías han polarizado todas las discusiones y han puesto a la mayoría de los ciudadanos en una situación binaria e injusta de elección: se apoya el gobierno de turno o se es oposición ante todo. Esto trae como primera consecuencia que si se pelean quienes ejercen el poder, una gran masa de ciudadanos casi invisible sufre los sacudones de la batalla de poderío. Como dice un viejo proverbio africano: “cuando los elefantes se pelean, la que sufre es la hierba que pisan.”

Ya en la visión ética, Aristóteles había advertido que todos los extremos son formas de vicios y que hay que aspirar a un justo medio para equilibrar no solo las acciones sino las consecuencias que se desprenden de las mismas. Pero pensemos esto a partir de nuestro contexto cercano y nuestra forma democrática de entender al Estado.

Argentina es un país que tiene una larga data de conflictos de representatividad pasando así por muchos de los modelos que ya el filósofo analizaba en su tiempo: oligarquías, tiranías, democracia, etc. Es interesante tomar alguna de sus advertencias.

Si bien en la Política, Aristóteles analiza las formas de gobierno positivas y negativas, establece una relación entre ambas y esto se debe a la dinámica y diversidad que existe entre cómo se establece un ciudadano y un poder estatal. Por ejemplo: las formas positivas de gobierno que menciona son: la monarquía, la aristocracia y la democracia. En la primera el gobierno es encabezado por un solo hombre, por un pequeño grupo de asamblea en la segunda y por la totalidad del pueblo en la tercera. Pero aunque diferentes, todas aspiran a un bien común. La tiranía es la deformidad de la monarquía, la oligarquía lo es de la aristocracia y la demagogia de la democracia.

Vivimos en momentos de crisis política sumada a una cuarentena que nos aplasta y a una incertidumbre que nos llena de dudas, de inestabilidad económica y social. Pensamos el rol de la política y el estado en función de esta situación y nos sentimos atados de manos, tal vez debamos como sociedad tomar la advertencia de Aristóteles de no caer en la demagogia para calmar los ánimos de los ciudadanos y combinar lo mejor de cada modelo para construir una política más sólida y equitativa ya que la inestabilidad política empieza cuando hay muchos pobres y pocos ricos. Los últimos pueden comprar a los gobernantes y convirtiéndolos en tiranos o demagogos. La injusticia ante el pobre llama a la revuelta. La solución es fomentar la clase media, porque ello debilitaría las fuerzas de ambos extremos. La solución política es combinar: una asamblea democrática que elige a una más reducida que los represente bajo el respeto de las leyes y el bien común, ganando así un consentimiento sin demagogia.

Las crisis son amargas pero son la oportunidad de repensar lo que la calma silencia.

Profesor de Filosofía Emilio Salvador

@memiliosalvador