El deseo y la pasión…virtual
Corren tiempos novedosos, no sólo para la ciencia y los sistemas de oferta y demanda, sino también para los vínculos sociales. Si para aquellos que venían replanteándose el amor romántico, la posesividad, si “Poliamor sí” o “Poliamor no”, ahora tienen otra cuestión a solucionar en materia de cómo relacionarse. Corren tiempos en los cuales el contacto físico no sólo dejó de ser protagonista, sino que también salió de escena.
Momentos tales como una pandemia invitan a repensarse y reinventarse. Ejemplo de ello son las relaciones sociales que por fuerza mayor están tendiendo a afectarse. Como bien dice el proverbio chino “Crisis es oportunidad” y acá es donde se abre el juego acerca del autoconocimiento, el amor propio o puntualmente la masturbación como forma de autocomplacerse. De hecho, tan importante es la canalización sobre el deseo sexual que hasta el Ministerio de Salud sacó un comunicado sobre “¿Cómo sextear seguros?”. Entonces el sexo es una arista importante de nuestra vida y forma íntegramente parte de nuestra salud. Ahora bien… ¿Qué es “sextear”? es una “práctica que tienen jóvenes, adolescentes y adultos de enviar imágenes con contenido sexual, erótico o pornográfico a alguien de confianza por medio de teléfonos celulares.” Y según dicho Ministerio no todo son imágenes ya que también se basa en extensos epígrafes que acompañan las imágenes que uno o una podría llegar a enviar.
El sexting como nueva herramienta para canalizar la libido se vuelve clave en momentos de aislamiento, pero… ¿Y después? Aquello es lo que todas, todos y todes nos preguntamos: ¿Qué hacemos con las expectativas? ¿Qué sucede con la acumulación de deseo sumada a todas las emociones que se han generado en este aislamiento? ¿Puede que falle el primer encuentro post cuarentena?
Como seres humanos una de las características que nos diferencia de las demás especies es que somos seres sumamente sociables por lo que una situación como la actual puede llegar a generar cosas como aumento de la ansiedad, dificultades en cuanto a la conciliación del sueño, poca concentración, cambios repentinos de humor, etc. Es algo novedoso y, por lo tanto, esperable que así suceda o nos afecte. Y desde las entidades de la salud lo que se sugiere es evitar la exposición masiva a los medios de comunicación, cumplir las ocho horas de sueño, intentar comer sano y evitar el consumo excesivo de alcohol.
“Este aislamiento social obligatorio invita a (re)pensar cuáles son los pensamientos e ideas que tenemos en cuanto a nuestra sexualidad y los modos de vivirla. Con ello me refiero a, por ejemplo, una frase que se escuchó mucho en estos días de encierro: “No puedo estar tanto sin tener sexo”. Tal vez sea una buena oportunidad para cuestionar(nos) nuestras imposibilidades y cómo puede afectar nuestras decisiones a los demás. No hay un tiempo definido para estar sin tener sexo, pero pareciera que en el común denominador de la gente sí, y nos toca, como sociedad, preguntarnos qué hicimos mal para que esto realmente se piense”.
Este es el análisis que realizó el licenciado Santiago Ruiz Diaz, Psicólogo de la UBA, estudiante de sexología clínica en la Fundación Foro y administrador de Sexoterapiaok . Además, dejó en claro lo que significa alinearse bajo la práctica del sexting:
“El sexting es, sin duda, un modo de “poder” tener sexo; sin el encuentro cuerpo-cuerpo, claro, pero con símiles sensaciones y formas de disfrutar y, en especial, cumpliendo con el aislamiento. Sin embargo, muchos no encuentran interesante esta práctica y es respetable. No a todos les gusta lo mismo. Y para quienes sí, es importante tener en cuenta que, sin duda, todo nunca es como lo soñamos e incluso es necesario que, a la hora de sextear, seamos honestos con nosotros mismos y el otro ¿Por qué tanto hincapié en cuestiones como la sinceridad? Para que luego, si se da la oportunidad de llevar a la realidad aquel sexo virtual, no nos veamos enfrentados con el nerviosismo y la ansiedad que nos puede generar el haber dicho cosas de las que no somos capaces ni estamos convencidos de querer. Asimismo, es igualmente válido destacar que podemos expresar nuestras fantasías más locas y que ello nos excite sin necesidad de hacerlo realidad, pero entonces debemos expresarlo de forma clara y así evitar malentendidos. Quizás sea cliché, pero si alguna vez dijiste o te dijeron “a ver si me haces todo eso que me estás diciendo” puede que se estén confundiendo las fantasías con las verdades de cómo deseamos vivir nuestra sexualidad. Por ello tener en cuenta las 3C (comunicación-confianza-consenso) quizás sea una buena opción a la hora de sextear y/o consumar el encuentro sexual”.
Ahora bien, aprender a ser observadores y pacientes con nuestros estados de ánimo es una de las pruebas de fuego que este aislamiento obligatorio pone en jaque. Yéndonos un poco del “aquí y ahora” y poniendo el foco en el “infinito y más allá”, es más de una persona la que debe proyectar y preguntarse si “todo será como lo soñado, o mejor aún”, o si sólo fue una idealización y una puesta en palabras de las fantasías.