Arte y teatro en tiempos de pandemia: “La gallina estrella”

El arte, perdura más que todo lo que nos acontece. El recuerdo de esta anécdota vivirá más allá del confinamiento y la distancia social. El arte nos une, nos recuerda y nos permite soñar con un mundo dónde volvernos a encontrar.

El teatro tal vez esté atravesando uno de sus momentos más duros, pero también existieron otros. Sostener las estructuras que lo permiten llevar adelante, es una tarea que solo la creatividad puede salvar. Son los artistas los que ineludiblemente pueden mostrarnos otra mirada de la realidad, los que pueden suavizar la problemática y virar el desconsuelo, la angustia, la desazón, hacia la esperanza. El arte nos salva. Y hoy es más real que nunca. El teatro y toda manifestación artística, jamás está fuera de la realidad. Hoy se funde en un abrazo virtual, dónde nuevamente nos volvemos a reinventar.

Historia basada en la obra de teatro “Mientras se vuelan los campos”, de la autora Raquel Albéniz.

Érase una vez una gallina que quiso ser estrella por un día. Sí, era la protagonista de una obra de teatro, de utilería, de plumas prestadas, de maquillaje inerte…de la historia de un campo dónde la tierra volaba y provocaba espasmos a los pulmones. La gallina más cuidada y protegida de la historia. Futura reina de marquesina de un teatro de la Avenida Corrientes.

Era un día de fines de diciembre, sol de media tarde, la temperatura más alta registrada del verano. Y la gallina hacía su recorrido en moto por una ciudad porteña, que desde su asfalto hacia derretir hasta los sueños. Pero la gallina seguía su curso. Miraba hacia el frente, con un pañuelo que la cubría como el Thelma and Louise. Imaginala así, pero en moto y paseando por los 100 barrios porteños. Venía de haber sido arreglada metódicamente por su creador, para posar en una sesión fotográfica en el único lugar más parecido a su campo en el medio del cemento. En Agronomía, donde convergen la ciudad y el campo, dónde se respira aire, dónde se vuela la tierra, dónde sus hermanas reales la miraban atónitas sin entender porque tanto alboroto. Tres personas aleteaban alrededor de ella. La cuidaban más que a sus propias vidas. Los flashes hicieron galardón de la realística de su postura. La gallina era la heroína del día. Mientras, quiénes la acompañaban se deshidrataban en un sol profundo que les quemaba la piel, pero había que mostrarla, había que hacerla lucir. Y el ojo que la miraba a través del lente, creó imágenes fantásticas de una gallina que era de juguete.

Un poco más de dos meses tuvo que esperar la gallina para salir a la luz otra vez. Pero ésta que siempre estuvo resguardada, no supo del peligro que estaba por acontecer. Tuvo su noche de gloria, sí. Su estreno triunfal en el escenario de su universo, pero lo que acechaba afuera fue más fuerte que su determinación. Y una pandemia la volvió a guardar en una caja oscura, en un teatro que hoy tiene sus puertas cerradas. Una pandemia logró cerrar su campo, su mundo, y la dejó olvidada.

Puede pasar de todo, pero los que siempre prevalecen…son los artistas.

Florencia Bracco.

Fotografía: Evann Violeta

@evannfoto